jueves, 6 de enero de 2011

Es tan corto el amor y es tan largo el olvido

Sucede que tengo tantas cosas que decir que cada palabras se hace ligera ante en peso del recuerdo. Pasa que mi cabeza se empeña en convencerme de mentiras que amenazan con acrecentar las ilusiones vencidas de angustias vetadas. Pasan ideas por mi cabeza, amenazan con quedarse, vacían los pocos recuerdos secos que me quedan, y humedecen las esperanzas de volver a ser lo que alguna vez fui. Me canso, me agoto, me pasmo, me acurruco, me retuerzo entre sábanas de lágrimas llenas de remordimientos heridos. Ando por caminos de piedra y fuego, mis pies sangran mientras mis manos lloran, la mente se eleva a una dimensión en donde yo no soy más que una palabra monosílaba de un diccionario indescifrable. Y me doy cuenta que he vivido en el universo tácito de mi memoria, viviendo de utopías transitorias de amores espumosos, que crecen y crecen para luego fundirse en el aire y desaparecer. Me hundo entre lodos densos de ideas suicidas, lagunas encendidas que carcomen el sueño de volver a amar con las mismas ganas y el mismo dolor de tiempos pasados, en donde mi vida se resumía a la entrega del pétalo de una rosa y una promesa de amor eterno. Ahora soy yo quién se resume a la travesía del velero que naufraga en aguas ajenas a su puerto, que en su ávido intento por respirar, se rinde ante la impotencia de un mar al que no pertenece. Ahora es la sombra de la caverna la que insiste en mostrar una imagen gélida de mí, desprendida de todo ser, cohibida de todo mal, privada de aromas etéreos de primavera, amarga, agría, con un sabor a derrota, a dejación.


Lo recuerdo, claro que lo recuerdo. Recuerdo haber conocido la eternidad en un solo respiro, con una palabra rota que se sumía en las nubes con cada parpadeo. Me recuerdo caminando junto a él, callejones de  insomnios que se calmaban con el salir del sol. Que importaba que el sueño hubiera sido la estrella que brillaba por su ausencia, que importaba que se reavivaran mis miedos de morir mientras el mataba mariposas con sus murmullos. Lo recuerdo mirándome con ojos de luna, hablándome de héroes en lenguas muertas, que para mi, estaban más vivas que el mismo dolor que me causaba. Recuerdo sus palabras flotando en el viento como burbujas de primavera, promesas aladas que se plasmaban en mis oídos retumbando cada noche en mi cabeza, que hasta el día de hoy son el lenguaje de una piel que amé, palabras que duermen entre mis labios cada vez que quiero olvidarlo. 



"Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los ultimos versos que yo le escribo."
                                                    Pablo Neruda                  

miércoles, 5 de enero de 2011

Another drop in the sea

"Could've been worst" its the only thought that comes to my mind when I realized my soul was already damaged enough to cry for help. Just when you thought things were getting better, you notice you spend your precious time in worthless needles that were pinching your heart, and you didn't see the fatal arrow that caused the bloodstream you're crying for. That's when you find out you changed what you swore you wouldn't: your dreams, your heroes, your favorite fairytale, your nightmares ... even waking up in the same bed, at the same time, with the same pillow, seems a whole new different story. You spend days and nights wondering how, when and why, and start digging in a back hole that will take nowhere near the wanted answer, simply because there is no such. You are broken. And even if you spend the rest of your days trying to put the pieces together, seems like an endless job. And it pretty much is.

I changed. I did my best to stay the way I was once, to grab the hands of time and turn them my way, to take a deep breath every now and then just to see life two days in a row from the same spot. Maybe I was hoping for to much. It was hard to understand i can't stop the beat of my heart whenever i want to shed a tear, mend it if someone happened to break it, and keep up with it's rhythm. Its easier to turn your soul into unbreakable prison... just like the you were taken to when you decided to give your heart away.