lunes, 1 de agosto de 2011

Delirio

Duerme, alma mía. Duerme. Agota cada suspiro adentrándote en mi vida. Reposa en mi mano, retoña en mis sueños, cultivate en cada uno de mis latidos. Conviértete en esa mañana que me despierta acariciándome la cara, adueñate del tiempo que necesito para vivir entre cada lágrima que brota de tu sueño, penetra mis labios hasta que la sangre los torne vinotinto y su sabor deje de ser mío para convertirse en tuyo. Posee mi vida como si fuera la manzana que Eva nunca debió comerse, tallate en cada uno de los rincones de mi alma, impregname de tu aliento, déjame soñar con cada uno de tus besos recorriendome hasta la infinidad de mi existencia. Sueñame tuya. Acuérdate de mi mano en tu cara explorando uno a uno los poros de tu piel, de tu boca jugando con mis manos, de tus ojos sonriendole a la madrugada hasta que el alba en su caída, los enterró en mi puerta.

Y luego despierta (solo si estás a mi lado).

lunes, 27 de junio de 2011

Antología

Cae la tarde y yo cada vez más tenue, recordando sus ojos fijos en mi mirar. Las historias de las noches interminables se entrelazan entre memorias de amaneceres llenos de cal. Lo oigo a lo lejos. En cada suspiro, a lo lejos. Se despierta ese afán incansable por estirar mi mano y tocar sus labios, morder sus ojos, atravesar el valle de sus manos y caminar por cada uno de sus poros. Y recuerdo el olor de su espalda mezclado con el oro del amanecer que penetraba cada una de las ventanas de lo que algún día fue mío, sus párpados abriéndose al ritmo de los latidos acelerados de mi garganta, ese olor que me atormenta mis noches más calmadas y aplaca hasta la más degradada pesadilla. Vuelvo a mí solo para vestirme de primavera y recordar la puerta entreabierta por donde se escapó todo miedo que quejaba mi existencia junto a él. Vuelvo solo para amarlo en lo que tarda en salir un suspiro.

Cae la noche y mis manos cansadas lo buscan entre puertos lejanos. Mis ojos lo buscan entre gentes hipócritas impregnadas de licor. Mis labios, finalmente lo encuentran sentado en mi dolor, como si cada uno de sus recuerdos aligerara el peso que recae en mi.  Y caigo en el sabor agridulce de su espalda, me hundo en las enredaderas que forman sus dedos en mi cuello. Recuerdo su mirada y por un momento entiendo que la felicidad está en cada uno de los respiros que salen de su boca, en cada viaje que emprende al infinito mundo de mis labios, en cada palabra que despide su mirada cada vez que sonríe y me recuerda bailando entre sus manos. Es en ese (y solo en ese) preciso momento, que mi existencia se vuelve polvo solo para nadar hasta la punta de sus dedos y quedarse en él.

lunes, 23 de mayo de 2011

My Fairy Tale

... Y contaban que soñaba con el bailar de las olas, sus pupilas se confundían entre los peces que aleteaban entre sus piernas, se veía entre su cabello el nacer de las algas, sus dedos consecutivamente enredados entre los pulpos. En su pecho se sentía el cantar de los delfines, y su espalda se alumbraba con el brillo de las ostras, mientras sus pies se fundían con el calor de la arena. Sus uñas afiladas hacían juego con los puercoespines, y sus brazos tomaban forma de esponja, absorbiendo la sal en su incansable intento por curar su herida. Y contaban también que mientras su mente se perdía en la inmensidad del crepúsculo y su alma volaba al ritmo de las gaviotas, su corazón se disolvía en el recuerdo de esa sirena que siempre deseo y nunca pudo tener. 

Y mientras la humedad le penetraba los huesos, su mente se confundía entre recuerdos tácitos y fábulas ardientes que no dejaban de revolotear en lo mas profundo de su ser. Se le veía como alma en pena divagar entre las aceras de piedra, entre callejones de formol, rodeados de edificios agrietados, entre ventanas de metal oxidado, vidrios rotos y ecos que retumbaban, aumentando sus ansias de desaparecer. 

Pasaba los dias entre colillas de cigarrillo, con la mirada fija hacia la nada, solo esperando a que el crepúsculo le devolviera esa mitad que le arrebató conviertiendola en perfume de atardecer, que a su modo de ver, solo era el aroma que despedía una repugnante soledad y la inexplicable desolacion que habitaba en su ser. 

Fue asi como su alma, agotada por el peso de la sangre que manaba de su corazón y las reminiscencias utópicas que cundían el baúl de sus recuerdos, emprendió un viaje sin fin por la marea que había creado para si misma. Su cuerpo quedo entonces sumido en una pausa eterna, reducido a la fachada de un hombre de pies ampollados, mente perdida y corazon de oro.

domingo, 15 de mayo de 2011

De regreso

Entra la noche, y con ella el miedo a despertar con el frío de amanecer escondida en sábanas de arrepentimiento.  Las mismas sombras en mis párpados que aterrorizaban las noches que mis manos no lo alcanzaban. Se me ha vuelto costumbre depender de ese ser que me arrulla en pétalos de rosas para despertarme entre nidos de espinas. No lo conozco. Desconozco su procedencia, su olor, su aliento, y lo peor... desconozco sus pretensiones. Pasa que se adentra en mis sueños, revolcando fibras reservadas para príncipes azules con tendencias medievales, ladrones de almas de facciones perfectas, o simplemente unos labios. Sus labios. 

Depronto se incrusta en mi memoria. Revuelca pasados infructuosos, dolores cicatrizados. Y vuelve el tan temido miedo.  

jueves, 3 de marzo de 2011

(Sigh)

Y así empieza otro día en la jungla de cemento. Las caras largas de siempre. Las mismas caras en su afán eterno de evadir miradas. Quien lea mi piel pensará que me escondo. Mentira. Solo quiero evitar perderme en vidas ajenas, permeándome en dolores agridulces. Y no es cobardía. Después de todo, ellos me miran de la misma manera, ajena a su mundo distante a sus pretenciones, como enajenada por mi propio dolor. Ahora soy yo quien evade miradas con un miedo constante a encontrarme con historias trágicas de soledades, mundos llenos de rencor, seres autómatas que caminan buscando salidas a laberintos de espinas. Se topan conmigo, rebotan en mis duelos, se filtran entre anhelos y venganzas. Me miran, como si sus almas fueran ajenas a mi dolor, a esa pérdida de un todo que divaga en la nada (y tal vez lo son). Surge una necesidad por entender a quien me mira a quien me toca, a quien me entiende y a quien me odia. Mi mente vuela entre miradas fijas que me juzgan, vidas que penden de hilos de plata. Se sientan en mi mesa, se acomodan sin pedirme permiso. Se instalan en lugares que tenía reservados para entes frágiles que pudieran llegar a alimentarse de mi. Instalan barreras para resguardarse de un posible ataque de mi ego o alguna emboscada de mi conciencia. Y no es que me moleste su presencia. No. La verdadera molestia llega cuando mi inconsciente demanda explicaciones y cuestiones cuyas respuestas desconozco. Y descubro que la capacidad de evadir preguntas me fue arrebatada cuando decidí ignorar mi razón y seguir las leyes de mi voluntad. 

... Y por primera vez en mucho tiempo, me hizo dudar. 






martes, 1 de marzo de 2011

Frank Sinatra - My Way 1974

Hey, stranger

Hoy es el comienzo del fin de una época cansada de reincidencias. Ver un pasado infructuoso pasar por mis ojos y saber que son mas los arrepentimientos que las ganancias, solo produce un sentimiento insípido, amargo, agrio. La tortura de atravesar la misma calle y no ser la misma persona, abrir la única ventana después de haber cerrado una infinidad de puertas, el fracaso reflejado en unas lágrimas evaporadas, palabras gastadas en tiempos de ausencia. Un pulso con el pasado que solo promete deudas con el futuro, la eterna pugna entre mi vicio y mi afán de abandonarme en la mitad de la nada. Me lleno de juramentos, de promesas, de rompimientos, de cargos contra mi mente, de razonamientos inútiles y pretenciosos, solo para evitar volver a caer en debilidades de genero, de alma o de piel. Hoy me lleno de fuerza para pasar las páginas de un libro con hojas de piedra. ¿Cuántas? Cuantas sean necesarias para romper el equilibrio de mis miedos y ser testigo del renacer de una historia ahogada en palabras.

La vida es una pausa entre esperas, cambios repentinos entre frecuencias, sintonías falsas que emanan arrepentimientos. Afanes que llevan a destinos utópicos, viajes inconclusos a un más allá lleno de cercanías indeseables. Una paradoja que me mira, se ríe, se pasea por mi lado y desaparece, asumiendo absoluta claridad en mi mapa. Se viste de blanco, perturba mi arco iris, disuelve los diseños enlodados de perfección. Descaradamente atraviesa murallas, irrumpe silencios que había guardado para juicios con condenas eternas. Entierro entre sal recuerdos efímeros, memorias solventadas en frágiles suspiros. Me pierdo sin volverme a encontrar. La sola idea de un "yo" perdido, me destruye la fortaleza que me refugiaba de su fantasma. Y la carga se hace insoportable.

Se pierde la luz al final del túnel, y solo queda el olor de la oscuridad buscando poros penetrables.